A propósito de la reciente publicación de la VI encuesta de Calidad de vida en la vejez, realizada por la Universidad Católica y la Caja de compensación los Andes, la Psicóloga Diana León, experta en personas mayores, nos comenta sobre esta y sus aportes en la siguiente nota preparada especialmente para opcionmayor.
El aporte de la encuesta de calidad de vida en la vejez es incuestionable, en tanto permite conocer y evaluar la situación de las personas mayores, permitiendo a su vez, la comparación con otros periodos desde que comenzó a aplicarse el 2007.
Hay ciertos datos en esta última VI versión, que han ido variando con el tiempo y nos deben alertar para poder evaluar alternativas y caminos de solución.
Chile, ha sido tal como otros países latinoamericanos, una sociedad centrada en la familia, y organizada para que esta atienda las necesidades emergentes de sus integrantes. Tradicionalmente las personas mayores, eran integradas en sus comunidades y familias, reconociendo su voz y aporte, portadores de sabiduría y patrimonio cultural, sin embargo este hecho ha ido mutando con el tiempo, en tanto nuestra sociedad evoluciona hacia un mayor individualismo y familias más pequeñas en número de integrantes. En el ámbito familiar, típicamente, las personas mayores han reconocido un alto apoyo y satisfacción de necesidades, lo se sostiene hasta hoy. No obstante, desde el año 2016 se puede observar una baja progresiva del buen funcionamiento familiar (hoy en un 77%), lo que debe preocuparnos dado que es conocido que los vínculos, brindan efectos protectores y beneficiosos para el bienestar, en tanto sean vínculos positivos y de calidad.
Por otro lado, los datos de esta encuesta muestran una disminución sostenida en la participación comunitaria de las personas mayores tanto en organizaciones- llegando hoy al 40%- (la cifra más baja desde que se realiza la Encuesta), y como en talleres, seminarios o cursos (15% asiste 1 vez al mes). Finalmente, esta panorámica la completa el hecho que el 92% de las personas mayores encuestadas, indica que ve televisión varias veces a la semana, convirtiéndose en la actividad más realizada, lo cual es reflejo del sedentarismo que tiene nuestra población en general y lo más preocupante es que señala una realidad, la de una mayor reclusión en las casas. Justamente esta disminución en la participación de actividades comunitarias, debe preocuparnos dado que la participación social es uno de los ejes del envejecimiento activo; a partir de ahí se pueden establecer conexiones, con otros, compartir vivencias, sentirse apoyado o comprendido por otros. Representa una red de apoyo externa a la familia, que brinda un profundo sentido de pertenencia y la posibilidad de aportar a nivel social, aprender, sentirse activo y vigente. Esto último es necesario para cualquier ser humano, más aún en quienes no poseen una red de apoyo familiar cercana, y desafortunadamente, los datos nos muestran que esta red social, está comenzando a deteriorarse. Esto puede traer sin duda, un incremento del riesgo de soledad y menor disponibilidad de apoyo.
En relación a lo anterior, es significativo evidenciar que el número de personas mayores que viven solas (23%) ha ido incrementándose con el tiempo al comparar mediciones de la encuesta, desde el 2007, asemejándonos a países desarrollados en esta materia. Entre las personas mayores que viven acompañadas, se puede observar una progresiva disminución de quienes viven acompañados por su cónyuge/pareja (46%) y/o hijos (41%). De aquellos que viven solos, la mayoría cuenta con capacidades funcionales y educativas necesarias para conectarse activamente con el mundo que los rodea, lo cual es positivo. No obstante, vivir solo/a puede poner en riesgo a la persona, de sufrir situaciones de aislamiento, pérdida de soporte social en caso de necesidad, lo que a su vez trae una serie de riesgos en la esfera de salud mental (mayor prevalencia de trastornos del ánimo, como depresión y ansiedad), merma en la salud general, y deterioro en las condiciones de vida.
Como dato de la causa, se sabe que en algunos países desarrollados, la soledad de los mayores ha sido declarada una epidemia y un problema de salud pública, puesto que hoy se reconocen los múltiples daños que provoca la soledad en la vida de las personas. No es lo mismo, la soledad elegida que la soledad no deseada, repercutiendo esta última, en el bienestar subjetivo, y la calidad de vida.
La falta de compañía: mata y enferma, eleva riesgo de padecer múltiples enfermedades, se vincula con malos hábitos de vida, mayor prevalencia de depresión y suicidio. Y es que la soledad, también se asocia con aumento de deterioro cognitivo, lo que sabemos, puede afectar la capacidad de las personas para buscar ayuda o incluso cuidar de su propia salud.
Al igual que otros fenómenos sociales, no existe una cura, una píldora que elimine la soledad, tratándose de un fenómeno complejo, pero sí sabemos que hay estrategias para minimizar su efecto, siendo la primera de ellas: la prescripción social por parte de los profesionales que atienden personas mayores, lo que implica sencillamente recetar participación en actividades comunitarias., la promoción del voluntariado, la creación de programas intergeneracionales y el impulso de políticas contra el edadismo y la brecha digital.
En este breve artículo se ha querido relevar el tema de la soledad, y subrayar que este requiere de un abordaje integral e interdisciplinario y nos debe convocar a todos; debe actuar la familia, las comunidades, los individuos y el Estado, a través de nuevas Políticas Públicas, pensando que la realidad de las personas mayores es heterogénea y asumir que no siempre hay red familiar disponible, por lo que debe haber otros dispositivos a los cuales recurrir. Es importante poder detectar a tiempo, las personas que están en riesgo para poder afrontar debidamente situaciones problemáticas antes que se configuren en un problema de difícil manejo y solución.
Referencias:
Pontificia Universidad Católica de Chile y Caja los Andes (2022). VI Encuesta Nacional de calidad de vida en la vejez.
Recuperada en: https://encuestacalidaddevidaenlavejez.uc.cl/
Esta columna fue elaborada por Psicóloga Diana León, experta en temáticas de personas mayores. Si quieres conocer más de Diana o contactarla, te invitamos a hacer click aquí.